El canto es una expresión de vida
En
esta entrevista la Directora Teresita Pizzorno nos cuenta sobre los inicios del
Coro Esperanza. En 2015 celebrará treinta años de actividad ininterrumpida.
−Lo que estamos tratando de conocer es
la historia de este coro, sobre sus inicios.
−En
primer lugar fue una inquietud que siempre tuve, de tener un grupo, y que
pudiera hacer obras culturales, sociales y benéficas sin fines lucrativos.
Llevar un poco la alegría a esas personas que lamentablemente están, a veces,
un poco abandonadas. En base a eso es que conocí a un pequeño grupo los cuales
me llamaron para que pudiese trabajar con ellos en un coro. Y así fue como se
inició el 20 de abril de 1985, en el Instituto Magisterial Santa Elena, el Coro Esperanza.
Nos
iniciamos con siete. Luego tuve la oportunidad de que Canal 5, la señora Raquel
Asat, sin conocerme, me llamase. Porque había llegado a oídos de ella que
estaba trabajando un grupo. Ese grupo era el grupo que yo tenía. Lo que ella me
pidió fue hacer una prueba, conocernos. Pero no fue así, porque cuando llegó
ese día, hicimos un pequeño ensayo. Y cuando terminó el ensayo me dijo: “Teresita esto va en vivo y en directo,
porque nos gusta mucho”.
Esto
es un poco una anécdota, porque para mí fue una alegría muy grande. Porque
siempre decía… que iba a ir al canal y, en fin… Y lo tomaban como una broma.
−La gente del grupo…
−La
gente del grupo, efectivamente. Entonces, preparé otra vez el grupo. No lo
podían creer. Lo primero, es un poco para reírse, quizás. Me dijeron: “Teresita
no trajimos el uniforme”. Entonces, mi respuesta fue la siguiente: “No nos
fijemos en el uniforme, fijémonos en lo que vamos a hacer”. Y a raíz de esa
actuación en Canal 5 empezaron llamados para integrar el Coro Esperanza. Y así
fue creciendo que llegó un momento que, por la gracia de Dios –que siempre digo
que fue un privilegio- llegué a los 66 integrantes.
−En un principio eran siete integrantes…
−Siete.
Luego fueron quince. Y de ahí, año tras año, fueron aumentando.
− ¿Dónde ensayaba y porqué el nombre del
grupo Esperanza?
−Esperanza porque
siempre fue una inquietud mía, una esperanza. Y le puse el 20 de abril, porque
el 20 de abril cumplían años de casados mis padres. Y quería tener un recuerdo
perdurable… mientras Dios me deje. Y por eso le puse el 20 de abril…
− ¿Y el lugar donde ensayaban?
−Y
el lugar donde ensayábamos era el Instituto magisterial Santa Elena. Después,
esa Institución necesitó el salón, para chicos que venían del interior a
estudiar a Montevideo. Entonces, nos trasladamos a León XIII. En la calle
Vázquez, no recuerdo el número. También un lugar donde había una residencial
–hogar para adultos mayores-. Una parte de la casa era una residencial de
abuelos. Pero nosotros teníamos un teatro. Es conocido, el Teatro León XIII, de la calle Vázquez.
Nuestras neuronas siempre tienen
que estar trabajando
−Tú comentabas hace unos días, cuando
preparábamos esta entrevista, que una religiosa en el primer lugar donde
comenzaron a ensayar tuvo mucha importancia en la formación y en el estímulo
para crear el grupo…
−Cómo
no, me refiero a la hermana Elena que fue profesora mía del liceo. Me ayudó
mucho, me impulsaba y me decía: “Teresita, esto tiene que seguir”. Porque hay
personas que hay personas que no saben, que se pasan sin hacer nada. Y eso de
estar sin hacer nada, yo pienso, es
malo. Nuestras neuronas siempre tienen que estar trabajando. Entonces yo
abarcaba esas personas.
Había personas que, por
sus hijos o sus familiares, estaban abandonadas. Entonces, siempre les gustó el
canto. Entonces, yo les di esa oportunidad.
− ¿Y adultos mayores de qué edad, en ese
tiempo?
−En
ese tiempo tenían setenta, ochenta y hasta noventa años. Ahora, actualmente ha
bajado un poquito el nivel de la edad… Pero en realidad, cuando yo formé el
grupo eran todas personas mayores.
−Y entonces, vino la instancia de
presentarse en el Canal 5, eso permitió que otra gente se enterara y se
acercara al coro. Y empezaron a actuar ¿Dónde? Una cosa es ensayar y reunirse
unas dos veces por semana… Quizás puedas comentarnos un poco más sobre eso.
−Habíamos
comenzado, no quiero faltar a la verdad. Eran jueves y sábados, creo. O martes
y jueves. Pero después no fuimos haciendo conocer y estuvimos en varias oportunidades
en el (Hospital Geriátrico) Piñeyro del
Campo. Me llamaron otras instituciones. Y después, con el correr de los
años –no recuerdo bien en qué año fue- se formó el Club de Abuelos de la Teja. Donde estaba el señor -dicho con mucho
respeto y al cual ya no lo tenemos- Néstor Cardozo. Él y su señora fueron los
promotores de que los grupos de la tercera edad nos conociésemos. Y ahí
nacieron los festivales de la tercera edad.
− ¿Qué edad tenías cuando se inició el
Coro esperanza? Me indica con la mano…
¿Cuarenta años?
−Y
a mi papá cuando le dije, no lo podía creer. Quedó tan contento… Pero, sobre
todo, quedaron más contentos los dos cuando les dije: “Miren que voy a poner la
fecha de su casamiento”.
Bueno
mi mamá se emocionó mucho… Y lo que me queda, lo lindo que fue (Se
emociona al recordarlo) Y tanto mi padre
como mi madre me vieron como profesora, como directora del coro. Para mí una
gran, como te voy a decir, no solamente alegría. Era un modo de agradecerles
todo lo que ellos hicieron por mí. Por mi carrera… Por mi formación, primero
como pianista y luego como cantante.
−Entre las personas que mencionaste
cuando preparamos este encuentro me contaste sobre un docente importante y que
también tuvo la oportunidad de verte como directora. Un hombre mayor… y que en
algún momento él también se sorprendió de verte en ese otro rol. Te había visto
como alumna y demás, pero después como directora. Contanos un poco sobre eso.
−Esa
persona a la que tú te estás refiriendo es, nada más y nada menos que, el gran
maestro César Giacosa Carabajal. Con
él mi inicié en coros. Y también, verlo a él, todo lo que hacía, me fue
inquietando. Pensé… ¿alguna vez podré también yo dirigir un grupo? Que no es
nada fácil. Dirigir un coro no es nada fácil.
La
primera vez que me vio dirigiendo un coro, no lo podía creer. Él sabía de mis
condiciones. Con la bendición de Dios, siempre lo digo. Dios al nacer, puso sus
manos en mis manos, y sus manos en mis cuerdas vocales. Es un gran privilegio.
Soy
contralto. Heredé de mi padre, de parte de mi padre… Porque mi papá era un
tenor lírico dramático.
Y
volviendo a ese tema de dirección que me vio. Dice: “Mirá Teresita, nunca me
imaginé que tú podrías dirigir. Estoy orgulloso. Orgulloso porque alguien va a
seguir mi camino, va a seguir mis pasos”. Yo me sentí muy alagada y con una
gran responsabilidad, por supuesto. Lo que me dijo en broma fue: “que nunca
tuviera una batuta en mis manos, porque si había alguno de los integrantes que
desafinara, esta batuta… yo creo que le iba a llegar muy cerca…” Y no estaba
equivocado. Me gusta enseñar, me gusta dar lo que Dios hizo de mí. Quiero que
esa persona esté volcada, una entrega. Porque el canto es una expresión de vida.
De cuántas cosas el canto, como la
música, nos salva
−De
cuántas cosas, ahora que se me presenta esta oportunidad de hablar lo puedo
decir… De cuántas cosas el canto como la música nos salva. Hablo en primera
persona, porque no me gusta mencionar a nadie. A mí me salvó Dios y el canto de
una gran tristeza que tuve, hace muchos años. Porque si no hubiera estado en
eso, no sé si hoy estaría hablando aquí…
− ¿Eso mismo es lo que tratas de
infundir a esa gente?
−Exacto,
eso mismo quiero infundir a toda persona que se acerca. Que siempre hay algo
porqué seguir luchando. Y la música nos ayuda. Porque en esos momentos que
estamos en una clase, nos olvidamos hasta de decir tengo que preparar un té
porque me espera una tal persona. ¿Por qué? Porque estamos abocados en esas
horas -una hora, dos horas, lo que sea- en entregarnos, en volcarnos en amor,
en sentimiento. La dulzura, la expresión. A esa hermosa palabra, que es una
palabra cortita, pero que encierra mucho, y se llama canto.
−Las personas que en su momento allá por
1985, como hoy, se acercan ¿necesitan tener una preparación previa para formar
parte del coro o arrancar con el gusto simplemente? Y de ahí se van formando
dentro del coro.
−Exactamente,
no es necesario que sean profesionales, ni que hayan estudiado canto. Eso se
van haciendo con el correr de los meses y los años. Lo importante, cuando yo
recibo a una persona, es esa entrega total a lo que va hacer. A cantar. Y que
cumpla. Yo no puedo tener personas que asistan un mes y después desaparezcan…
No me sirve. También, a qué viene esto. A que nunca me asustó la cantidad de integrantes.
Lo que a mí me interesa es la calidad de ellos. Y la fuerza que tiene para ir
buscando esa superación.
Yo
sé que no van a ser profesionales ni nada que se les parezca, pero que canten
sabiendo lo que cantan.
−Pueden crecer, ellos mismos, adentro
del grupo.
−Por
supuesto que sí, así como he formado solistas. Que, un coro cuando tiene
solistas, no es una cosa de vanidad. Ya eso lo expliqué a mis integrantes. Si
yo tengo solistas, dúos o tercetos, es para que el grupo crezca. No que se
sientan disminuidos, no. Todo lo contrario. Es un apoyo, que tienen ustedes… -comenta
Teresita que refiere a los integrantes del coro. Y todos, hasta ahora, lo han tomado con mucho respeto.
Somos una cadena con grandes
eslabones
−Estamos hablando del
Coro Esperanza, pero tú formaste otros coros. Más allá de 1985. Pero estamos
hablando de los diez primeros años… Pero ¿entre un coro y otro, qué diferencias
hay? Es decir, el grupo humano condiciona, las personas. Los grupos las forman
las personas, entonces eso hace que un grupo crezca más rápido que otro. ¿Es
así o se pueden dar otras situaciones?
−No
se pueden dar otras situaciones, pero lo más importante es lo que tú estás
diciendo. Es la parte humana de la persona, es el integrarse. No, no hay
diferencias. Puede haber, a veces, que yo lo veo mal. Pequeños rozamientos,
porque no todos nacemos con las mismas condiciones y tenemos la misma
facilidad. Hay personas que les cuesta más que otras. Bueno, pero no por eso
yo… hablo de mí, otros profesores, no sé. Cada uno tiene su libro, y es
respetable. Al menos a mí, me gusta respetar como me gusta que me respeten. No los dejo, al
contrario. Trato de volcarme más a esa persona que le cuesta. Porque yo veo la
inquietud de aprender. Eso sucede en todos los órdenes, sea Primaria,
Secundaria, Facultad. En todos los órdenes sucede eso, que hay personas más
capacitadas que otras, pero no por eso se las puede dejar de lado… Toda persona
que se acerca trato de darle el amor, la confianza para que ellos se sientan
cómodos. Y sobre todo lo que busco en un grupo, y no sólo en mi querido Coro
Esperanza, sino en todos los coros que formé, que son un poco más que diez, es
la unión entre ellos.
Nosotros
tenemos un lema y es: “Somos una cadena con grandes eslabones” y no permitimos
que nada ni nadie nos pueda separar.
−Si tuviéramos que destacar los diez
primeros años del coro Esperanza ¿qué cosas se te vienen a la mente?
−Fuera
del Canal 5, estuvimos en canal 4 con el señor Omar Gutiérrez, en varias
oportunidades. Y allí tengo una anécdota, justamente. En una oportunidad de esa
invitación, uno de los temas se llamaba casas viejas, un gran tango. Una vez
finalizado… me llamaron. No solamente para felicitaciones… Sino que esa
persona, de la cual no recuerdo el nombre, le gustó ese tema. No solamente por
el contenido, sino que él se dedicaba a pintar las casas viejas. Entonces me
quedó eso muy grabado, y le quedó al grupo también, por supuesto…
−Eso al momento después de cantar el
tema de algún modo como que estimula ¿no?
−Sí,
me estimuló muchísimo. Y lo volví a hacer en varias oportunidades porque no
solamente que porque esa persona dio la casualidad que nos estaba escuchando y
se dedicaba exclusivamente a eso, sino que gustó. Gustó mucho.
− ¿En esos diez primeros años, qué
estilos musicales manejabas? Quizás
no son los mismos que manejas hoy.
−No,
sí. Siempre manejé los mismos temas. Porque pienso que en realidad, en una
actuación o en un recital, no sabemos el público es este. Pienso que el
repertorio tiene que ser variado. ¿Por qué? Porque todas las personas no
tenemos los mismos gustos. Yo hago zarzuela… clásico, melódico… tango, folklore, cosas españolas,
fuera de las zarzuelas. Por qué, porque debo agradar a todos. A mí no me
interesa un grupo de diez. Cantamos a Soto Carral o Luisa Fernanda. O Doña
Francisquita. Me interesa todo el público. No yo sola. Cuando yo me nombro,
nombro mi grupo. Porque yo sin ellos no
soy nada.
−El coro, decías, había ido al Piñeyro
del Campo y a instituciones como esas. Entonces, el coro, desde su nombre, está
llevando algo. Son adultos mayores que se dedican a una actividad coral y van a
presentar a otros grupos de adultos mayores. Están llevando, como su nombre lo
indica, algo de esperanza. Hacer una cosa, una actividad.
−Es
decir, nosotros sobre todo cuando vamos a residenciales, vamos a llevar esa
alegría que están necesitando… También nos podemos encontrar con otros grupos,
donde intercambiamos ideas. Nosotros también participamos en encuentros de
coros. Eso lo hicimos y lo seguimos haciendo con frecuencia. No es que uno vaya
a competir. Eso entre comillas, pues la persona que habla, sí. Y sanamente,
Porque cuando estoy preparando un grupo, yo quiero que se vayan superando. No
es egoísmo, ni envidias, ni nada que se le parezca. Es algo que quiero que
crezca. Por eso, que de cierto modo, hay competencia; pero depende de los
profesores y los directores. Yo no voy a mentir. Para mí sí.
Nosotros vamos a ir a
cantar a los bomberos
−Dentro de los primeros diez años de
actividad del coro Esperanza hay algunos puntos importantes, momentos fuertes.
Comentabas las actuaciones, pero hay otros momentos importantes dentro de los
primeros años. Hablanos un poco de eso Teresita.
−Bueno,
respecto a la pregunta que me hiciste, recuerdo que estando en la Asociación
Magisterial Santa Elena nos llegó una invitación de los bomberos. Del
centenario de ellos. Para que el coro fuera a cantar. Y ahí en la plaza armaron
un escenario y allí hicimos una actuación, gracias a Dios, maravillosa. Eso me
quedó, porque a veces en broma, como pasábamos frecuentemente… “Nosotros vamos
a ir a cantar a los bomberos”. Y se tomó eso como una broma. Pero esa broma
resultó en realidad. Porque lo que menos esperábamos era que nos llegara una
invitación de ellos y de esa índole. De tantos años. De la cual conservo el
diploma que me fue entregado.
− ¿Y cómo llega esa invitación a
ustedes?
−La
invitación llega por intermedio de la Hermana
Elena. La que reitero, me apoyó tanto. Me alentó. Y por intermedio de ella,
no sé habría cierta amistad con alguno, no sé. Yo no lo sabría decir.
− ¿Qué otras instancias en esos lugares
donde ustedes ensayaron, en qué otros lugares ustedes actuaron, con qué
frecuencia?
−Las
residenciales donde más estuvimos fue la Residencial
Saniguet allí en Millán y Cisplatina. Después en muchos lugares como el
Piñeyro del Campo. Todos los años, el día del abuelo, nosotros teníamos la
invitación de ellos.
¿Cómo
conocí al Piñeyro del Campo? Eso me quedaba en mi carpeta. En el Piñeyro del
Campo, la primera actuación fue cuando se hacían las tareas… Tú recuerdas de la
Buena Voluntad. Qué eran. Pedían colaboración para ayudar al Piñeyro del Campo.
Bueno, estaba escuchando, y me gustó. Me impactaba porque las donaciones…
frazadas, hasta propiedades, no recuerdo más. Yo digo, a mí me gustaría aportar
algo. Y me nació esa cosa. Entonces, (dije) yo voy a llamar. Y así fue. Llamé,
me presente y recibí la invitación. Esa fue la primera actuación del Coro
Esperanza, del cual tengo diplomas de todos los años que nosotros estuvimos yendo
al Piñeyro del Campo.
Lo
conocí… y se me movió un poquito el piso. Y aprendí algo. Y aprendieron mis
alumnos también. Que tenemos que valorar todo lo que Dios nos da. Porque ahí
vimos cosas muy tristes. Personas que no se pueden mover por sus medios, prácticamente
olvidadas por sus familias. Me emociono al hablar así porque me duele y no
comparto cuando al adulto mayor se la trata de una manera que no es la
correcta.
Porque
si nos gusta que nos respeten nosotros tenemos que respetar. Hay una palabra
muy fea, no importa quién me oiga. Me pongo mal cuando oigo: “Es un viejo.”No,
no es un viejo. Ese viejo fue joven, como esa persona que lo está diciendo. Y
quizás esa persona no llegue a la edad que tiene ese hombre. Yo pienso que la persona de la tercera edad
o adulto mayor tiene un lugar todavía en la vida. Y mientras Dios lo deje
puede seguir luchando.
Un escape de todos sus problemas
mundanos
−Esa actividad que desarrollan,
justamente, la actividad coral es una manera de poder decir “todavía puedo
hacer algo” o bastante. ¿Qué es lo
que habitualmente te dicen los alumnos, respecto de lo que significa para ellos
venir al coro? De repente con sus hijos y sus nietos. ¿Qué significa al
interior de la familia el venir una o dos veces por semana a ensayar a trabajar?
Porque en realidad es un trabajo, aunque tal vez no remunerado para ellos, o
tampoco para ti, pero es un trabajo que lleva una, dos o cuatro horas
semanales. Que, bueno, el producto es después la actuación. Pero ¿qué significa
para ellos esa actividad?
−Para
ellos es muy importante, dado que siempre están pensando cuando llegará tal día
para tener clases. Es decir, es un escape… Un escape de todos sus problemas
mundanos. Y se encuentran contentos. Además, están deseando siempre estar
haciendo algo. Buscar algo y llevar algo. Hablo siempre referente al canto ¿no?
Es muy importante. Incluso he tenido oportunidad de hablar con hijos y con
nietos. Y dicen: “Teresita, yo no sé cómo mi abuela, mi abuelo, encontraron esa
puerta para hacer lo que están haciendo ellos”.
Porque, a veces, las personas, por distintas
circunstancias de la vida, no han podido realizar lo que uno siente. Me
involucro, me pongo yo en primer lugar. No sé que hubiera sido… Yo siento la
música y el canto, después de mi familia, para mí lo más grande. Entonces,
pienso en esas personas… Por eso quiero darles todo lo que tengo, lo máximo
quiero dárselos a ellos, porque veo que
se encuentran bien. Veo que el estado anímico es maravilloso. Que ni se acuerdan
que les duele una pierna, o que tienen el estómago mal. No, no se acuerdan de
nada.
Esa
hora, esas dos horas, lo que sea, ellos se olvidan de todo. Incluso, si yo no
digo: “Termina la clase”… Ellos se quedan. Algo más que mí me impacta es que cuando por diversa
circunstancias, a veces, no podeos dar clases… Paro de ómnibus… ¿Y Teresita qué
hacemos? O llegan las vacaciones, y me dicen: “Y qué hacemos”. Y bueno –les
dice la docente- salgan, visiten un familiar, hagan un paseo… ¿Y el
coro?-preguntan los integrantes del coro. Bueno, vamos a descansar. Yo también
lo necesito. Pero no encuentro, a veces, palabras para que ellos se encuentren
contentos o estén tranquilos ese mes. Están deseando que empiece ese mes para
volver a comenzar las clases.
−Claro, es un momento de encuentro.
−De
encuentro. Es, en realidad, un encuentro donde también trabajamos pero también
tenemos nuestras horas, a veces, ¿no? de expansión. Me da lástima a veces,…
media hora siempre compartimos algo. Es un momento que ellos cambian palabras,
en fin… Se cuentan sus cosas. Es un modo también, de tener al grupo, más unido.
Que se conozcan un poquito más entre ellos.
−Claro, porque la actividad está
dirigida a adultos mayores, que no tienen quizás ya una actividad laboral,
probablemente la mayoría, pero donde están buscando una actividad donde
sentirse bien. Y de encontrarse con personas de la misma edad. Porque la gente
que viene tiene la misma edad, más o menos, dentro del mismo grupo etáreo con
el que trabajas y es una oportunidad. Dentro de las familias tenemos los niños,
los adolescentes, los adultos y el adulto mayor. Pero quizás, al momento de
encontrarse en el coro, se encuentran con personas de la misma edad y eso es
importante para ellos, seguramente.
−Sí,
es muy importante.
−Las problemáticas deben ser similares…
−Justamente,
era lo que yo decía. En ese momento de expansión que tienen, se pueden contar
sus cosas. Mi nieto esto, mi hijo aquello. Viajó, voy a viajar. No se encuentra
bien, tienen problemas. Y ellos mismos se ayudan. No parece, pero se ayudan. Porque
una palabra… hay que ver que cambió en la persona.
A
mí me buscan, yo no me creo el espíritu santo, ni nada que se le parezca, pero
yo a veces digo, pero yo no puedo. Porque ellos tiene más experiencias de la
vida que yo. Y sin embargo están contentos porque basta una palabra que les
diga, una sola palabra y se encuentran realizados. Y no hago magia.
− ¿Y no será eso, lo que estamos
proponiendo además de enseñar? ¿No estás, a través de la actividad, proponiendo
el escucharnos también?
-Sí,
eso es muy importante. Saber escucharnos. Son personas con muchos problemas…
Por eso yo, a veces, digo que yo no estoy tan capacitada para dar una palabra a
esta persona que tiene ciertos problemas que yo, gracias a Dios, por ahora yo
no los tengo. O si los tengo, los tengo de distinta manera. Lo sé enfrentar de
otro modo. Y me encuentro halagada porque verlos contentos… “Teresita –recuerda
alguna conversación- ¿Cuándo nos vemos?”
Esto, que lo otro…
He
tenido personas que me han besado las manos. Y eso yo no lo permito. ¿Por qué?
Porque soy un ser humano, con defectos como los tiene cualquiera. Yo pienso que
eso se le hace solamente a Dios.
−Las personas encuentran una respuesta,
alguien que los escucha y nuestra sociedad muchas veces no está teniendo, no
está brindando esa oportunidad.
−Es
lamentable pero no. No. Dicen que se trabaja por la persona mayor, por el
adulto mayor, pero no es así. Ojalá se encuentren muchas personas, quienes me
estén escuchando, para que ese corazoncito que tenemos todos, que a veces está
un poquito dormido, es bueno despertarlo. Y buscar un momento donde a esa
persona mayor le de una oportunidad de entablar una conversación, un diálogo.
Porque reitero, uno no sabe los años de vida que tenemos. Entonces, no podemos
dejarlo, ignorar a esa persona mayor. ¿Por qué la ignoramos? A mí me gustaría
acercarme a la plaza de aquí, de los bomberos. Porque cuando paso -ahora hace
mucho no- en el ómnibus, veo a esas
personas sentadas, sin hacer nada… Muchas veces me pregunto ¿Y alguna de
estas personas no les gustará cantar? Eso sería precioso, poder acercarme. Ver
cómo, y en qué momento, podría hacerlo. Porque eso, desde que inicié el coro,
que estábamos bien cerquita de allí, lo pensaba.
Cuánta
de esta gente que está acá… Está bien, le dan de comer a las palomas, pero
están –perdonando la expresión- están vegetando. Y quizás, tienen muchos
valores, que ellos no lo han encontrado. O no han encontrado, mejor dicho, me
expresé mal, o no han encontrado a la persona indicada.
−Como canalizar…
−Exactamente…
Nota del entrevistador: Esta entrevista es parte del material reunido en el libro "CORO ESPERANZA - 1985 - 2015 - 30 años de actuaciones" Publicado en Editorial Bubok Argentina .
Nota del entrevistador: Esta entrevista es parte del material reunido en el libro "CORO ESPERANZA - 1985 - 2015 - 30 años de actuaciones" Publicado en Editorial Bubok Argentina .
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